miércoles, 16 de mayo de 2012

Sobre "Historia de Lecturas" de Raquel Rodriguez


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En el excelente prólogo del poeta Miguel Espejo, hay una referencia que él toma acerca del libro que está dicha por la misma autora: “…presentar una cosmovisión que comienza con el primer día del mundo en África (arbitraria) y culmina en 2012 (cumplimiento de las profecías mayas). Es un deseo (ocurrente, arbitrario) de retomar el tiempo perdido, el que nos perdieron los invasores”.

El glosario del final obedece también a un lenguaje americano que hemos perdido en parte, que está presente muchas veces de manera residual.

El segundo poema que abre el libro  dice:

Terror del Puente
conexión preparada
sobre el Estrecho estrecho

Oh Bering

Sus huellas son las huellas
del polvo
magamadre del Secreto
Entrada

Lo Real Maravilloso
abre sus no visibles puertas
reino del desparramo
de la Exhuberancia

Paso a paso
del Teksemuyuk
hacia sí
llega a su Casa:
paredes de música


El hecho de pasar por el estrecho es nacer, es parto, origen del mundo americano.
Es decir, este libro nos va a hacer pasar por el estrecho de Bering para nacer americanos. Estamos en camino. Es un libro arduo, su urdimbre es compleja. Una selva de símbolos, un bosque de metáforas. Hay que entrar y mirar, y sentir y oler. Hay que dejar que la razón intervenga después, mucho después de haber olido, tocado y saboreado este universo.

Luego viene el maíz.
Luego el mito del hombre

A
primer vagido
del silencio primero
Hay una mujer
un hombre
oyendo sus colores
La han hecho carnadura
en la piedra
tejido
en la urdimbre de notas
útero
Una hija hijo
habrá
de desobedecer


Escritura

Escritura
hilos a Siempre Jamás
Khipu, cuando ya no esté
hablará de la vida futura
en Su pasado

Este poema (30-31) comienza evocando a Maiackovsky. La autora nos va introduciendo en su propio universo. Recordemos el título del libro: Historia de lecturas. En ese universo aparece la escritura como algo a descifrar cuando ya no esté. Pero la Escritura, así con mayúscula, es metáfora de otro desciframiento, la vida, el mundo, el poder de llegar a comprender el sentido, los arcanos, el tiempo con mayúsculas. Y al decir desciframiento tal vez me equivoco porque no se trata de un lenguaje alegórico sino metafórico. Es decir, no hay una correspondencia exacta a cada cosa, sino que hay la captación de una totalidad, de ahí lo mítico. En este sentido lo simbólico en interpretación de Gadamer y no de Pierce, nos ilumina el texto. Necesitamos de un hilo de Ariadna para este laberinto. De ahí el glosario.

Por momentos, hay un lenguaje quebrado, un lenguaje que se quiebra en la voz de Raquel Rodriguez. Y es que el lenguaje poético, viene a ser nido mítico y metafórico de la urdimbre conformada por un lenguaje primordial –que habla por debajo- y un lenguaje de colonización que habla por arriba, un lenguaje impuesto. La urdimbre de la realidad poética está conformada por estos dos lenguajes que a su vez son múltiples lenguajes. Es a través de las grietas, de las hendiduras y de las fisuras por donde la poesía hace su aparición. Todo lo que acontece, acontece en “el adentro de la enorme Música” como lo dice en el poema “Danza”. Y entonces, es preciso escuchar. Es preciso dejar que crezca el silencio para entrar en la danza. En este poema que acabamos de mencionar, hay a mi modo de ver una clave de lectura. La danza de los derviches y el entrar en trance es “Imago” del lector de poesía ideal. Es necesario entrar en trance, danzar, dejar que la poesía hable en nosotros. Dice en el mismo poema:

Elevación a lo inaccesible a la razón
Los pies dejan pasar por debajo
las almas de las cosas
su silencio
prende el soplido invocación del Fulgor
En los espasmos giratorios espiralados
las llamas Lo presentarán consumidor
hasta que en la nada de lo congregado
refulgente fulguroso
Lo exponga

El poema comienza con la palabra “trance” y termina con la palabra “arrobamiento”. Estamos ante el lenguaje místico-poético que es – a mi modo de ver- el lenguaje que más le conviene a la poesía. Pero estamos lejos del arrobamiento y del trance alienante y alienador. No, aquí estamos entrando en la “enorme Música”, es decir en el alma del mundo o de la tierra y eso es lo real. Para decirlo con Mircea Eliade, el sentimiento del hombre de las primeras comunidades humanas, ve este “acercamiento al centro” ese centro que es el tocar el punto mítico primordial como lo más auténtico, lo más real. Lo sagrado aquí, es lo más cercano y lo más profundo. Por eso, no es alienante y como el mismo libro lo va  mostrar, este éxtasis, este arrobamiento, no esquiva lo político, ni lo social, ni el dolor, ni la muerte como tampoco el amor.
Por eso el planteamiento cosmogónico va haciéndose historia y se va haciendo ya desde los títulos. Pensemos por ejemplo en “docedeoctubre”. Aquí el lenguaje es memoria y denuncia:

Lascivos de violencia
arrancarán
los vestidos a las selvas
sus pulseras
de lagartijas
sus collares corales
de víboras.

La tala
dejará a los montes
sin sus verdes almas
de Aluxes. (hijos de un dios maya)

Vaciarán
los preciosos
ovarios
de las cordilleras…

en sus estandartes:
“Viva la muerte”.

En esta parte que se abre con el poema docedeoctubre, aparece la cosmogonía americana y su historia con mayor presencia. Y aparece mezclada en toda su variedad: Moctezuma con Atahualpa, los dioses mayas y Artaud, Iglesia e inquisición. Este acontecer no es una desprolijidad de la autora sino que obedece a una “cosmovisión” en el sentido de una Weltanschauung. Es cosmovisión personal donde la unidad está dada por el lenguaje poético. El todo del poema y aquí cabe preguntarnos si hablamos de un poema o de varios poemas, pero decía, el todo de un poema es el que confiere la unidad y el sentido. La belleza.
Si bien la cosmogonía propuesta por Raquel Rodriguez, no abreva únicamente en el mundo americano, podríamos decir que lo americano es su columna vertebral. Hay un “poetizar situado” por tomar aquel concepto de Rodolfo Kusch, ese pensar desde América. El filósofo argentino, contraponía el “estar” al “ser”, al dasein de Heidegger, fundando de esta manera un pensar situado, un pensar en la perspectiva del estar que luego iba a devenir en la categoría del “estar siendo”. En este sentido creo que hay un poetizar situado. Una poesía que se dispara, surge, nace, revienta o florece desde un contacto con la tierra. Es decir, la razón es lo que queda para un segundo momento. El momento primero está dado por el estar. De allí, dice Kusch que lo americano se aparece como lo contrapuesto al orden y la pulcritud, es decir hedor y mugre, caos y desorden. Lo occidental representa la ciudad, el orden, la razón. Pero estas dos categorías que Kusch separa, aparecen en la realidad mezcladas, aparecen fagocitándose la una a la otra. Lenguaje del colonizado y lenguaje del colonizador. El poema/los poemas de Raquel, acontecen a partir de las fisuras, las grietas que dejan este agónico proceso del ser con el estar.
En esta cosmovisión subyacen las lecturas personales, las vivencias personales. Son huellas, vestigios que anidan en el poema. El poema no necesita ser descifrado y sin embargo podemos a veces encontrar un horizonte semántico detrás de algunos versos. Es decir, las lecturas de Raquel que hoy se han vuelto paisaje del poema y que por momentos aparecen como dejando entrever el atrás del poema, la cocina del poema. En “ComúnEros” por ejemplo, la mención homenaje al libro de Galeano Las venas abiertas de América Latina. Adivinar o encontrar esos vestigios ilumina más pero no es imprescindible para la vivencia, para el encuentro con el poema y la poesía.
Entre la cosmovisión personal de la poeta y la cosmovisión subyacente al mundo, ese “ethos cultural latinoamericano”, está la historia. Así, nombres propios, lugares y situaciones como también conceptos políticos y filosóficos transitan por el libro, se pierden en el poema y brillan ante nuestro encuentro.
La lucha de clases es uno de los conceptos que se hace visible en la urdimbre del poema. Lucha que viene a continuación de esa lucha entre el ser y el estar kuschiano, entre un pensar situado y un pensar foráneo que el poema-libro viene planteando desde los comienzos.
Les confieso que dudo por momentos, de no haberme perdido en este laberinto cosmogónico. Dudo y temo de estar aplicando continuidades y discontinuidades que solamente a mi  me parecen correspondientes al poema. Releo el poema “Des cambalache” y encuentro a Marx mezclado con Hesíodo el padre de las teogonías (700 a de C aprox.)

Marx
sabio padre
de los trabajos y los días
mete su cuchara
Hesíodo
con la simpleza
del canto de un árbol
pleno de pájaros
Así parado
árbol
sobre la montaña
tomos volumen
de montaña
filosofía

Me quedo más tranquilo. Pero aparece Freud, Einstein y la huelga de mujeres que termina con ese quemadero que dio fecha de origen a la lucha de la mujer. Entramos me parece en pleno vértigo del mundo en su abismo, en su grieta más grieta y es momento de lucha y barricada. Y aparece Córdoba con el barrio Clínicas. Aparece Sacco y Vanzetti. Vallejo y su virgen de los Sicarios. Aparecen entonces las lecturas, la historia. Los personajes políticos: Perón, Evita, Stalin, Truman, Busch, Mao, Fidel, Camilo Torres.
¿Pero entonces el libro es una gran bolsa? ¿Un recipiente donde la desordenada historia se vuelca? No, el libro es poesía y como tal agarra todo ese material para hacer exactamente eso: poesía. ¿Y qué es poesía? Dejo la pregunta a la consideración del lector. Tal vez la poesía sea pregunta que deja cosas madurando adentro.
Volvamos a la selva, al laberinto, a deslumbrarnos con la belleza de sus símbolos.

Suvenires 213
Poema que me permito leer completo:

Ninguna implicancia tenía morir
morir no era una maldición
maldición era el mundo burgués morir
morir lo que decían que era
era un regalarse un suvenir hasta vernos
vernos morir era un servicio más
más un libro con dedicatoria mojada de libido
libido con la que Otros regalaron una rosa ensangrentada
ensangrentada la rosa regalo porque sí
sí porque el agua es de todos
todos somos del aire del árbol de la nodriza Abundancia
abundancia porque es otoño
otoño que es don beberse la mañana con la boca
boca de los pulmones plenitud
plenitud porque seguirá “sonando la hora de los tiros”
tiros mientras haya mazmorras huesos rotos
rotos pueblos con el hambre clavado en el estómago
estómago fuera del festín

El poema es claro y brillante. La articulación del final del verso con el comienzo del verso siguiente en la utilización de la misma palabra, le da una sensación de efecto dominó o de bola de nieve que arranca parte del pasado para generar futuro. Yo en ese recurso no veo otra cosa que aquel dinamismo de la lucha en los 60 y 70 que se fue esparciendo en todo el territorio americano. Los pueblos rotos que comenzaron a andar, a luchar y a hacer frente a la opresión que desde tiempos coloniales estaban sometidos.

Siguen poemas que se enraízan en nuestra propia historia. Trelew, las tres A y “El Cuqui”, poema central del libro. Luego, los duros años de la Dictadura, Los campos, las madres. Los 30001 desaparecidos. Y el libro sigue hasta terminar con un manifiesto. Hasta aquí, me siento un cronista de un mundo poético sumamente original.
Hay numerosas maneras de entrar en este libro originalísimo. Por comentar algunas: seguir los epígrafes y dedicatorias; otra, tomar los lugares y los acontecimientos históricos, los cronotopos literarios; otra, los juegos de lenguaje; etc.
Decíamos al comienzo que estábamos ante un universo, una cosmovisión. En esta crónica de mi viaje por el libro, crónica seguramente imprecisa, siento que tengo ganas de volver. Es decir, el sabor del viaje se me ha quedado pegado al paladar y siento deseos de volver a este universo-libro, a esta cosmovisión poética y meterme en su urdimbre de palabras y hechos. Estamos ante un libro que es muchos libros. Estamos ante un poema que son muchos poemas.
Personalmente quisiera volver a alguno de ellos y enredarme en esa lucha. Porque en estos poemas hay conciencia de lucha y conciencia de opresión.
Quiero citar aquí un texto que seguramente leyeron muchos de los protagonistas anónimos y conocidos de esta cosmovisión:
“Hay que decirlo: creemos que el esfuerzo colosal al que son instados los pueblos subdesarrollados por sus dirigentes no dará los resultados previstos. Si las condiciones de trabajo no se modifican, pasarán siglos para humanizar ese mundo animalizado por las fuerzas imperialistas” (Los condenados de la tierra de Frantz Fanon)

Esta cosmovisión poética es un bello testimonio de la lucha de una América Latina que desde sus comienzos hasta hoy, desde la colonización hasta el imperio del capital, busca su humanización plena, frente a la animalización a la que es sometida. Tal vez la poesía, sea un camino para acercarnos a un mundo más humano.

Leandro Calle
2012 último día de abril.



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